28 septiembre 2023

Reyertas de bar de polígono

La cortesía parlamentaria puede definirse como el conjunto de normas y prácticas que regulan el comportamiento de los diputados y senadores en las sesiones de las Cámaras Legislativas. Su objetivo es garantizar el respeto mutuo, el diálogo constructivo y el buen funcionamiento de la actividad parlamentaria.

La cortesía parlamentaria se basa en en el cuidado de las formas, el respeto al oponente, al orador, a las decisiones de las presidencias de los órganos parlamentarios y a los tiempos de intervención. También implica evitar los insultos, las descalificaciones, las interrupciones, los gestos ofensivos o las actitudes violentas.

La cortesía parlamentaria no siempre aparece recogida en los reglamentos de las Cámaras, sino que a veces se trata de una tradición o una costumbre. Sin embargo, su incumplimiento puede acarrear sanciones disciplinarias o incluso la expulsión del pleno o la comisión. Además, la falta de cortesía parlamentaria puede deteriorar la imagen pública de los representantas políticos y generar desconfianza o rechazo entre los ciudadanos.

La cortesía parlamentaria es un deber y un uso parlamentario que forma parte del oficio de los integrantes de las Cámaras. Se trata de un arte de la convivencia en sede entre adversarios políticos, que favorece el debate democrático y el consenso. La cortesía parlamentaria es una muestra de respeto a la institución, a los colegas y a la ciudadanía.

Por tanto, actitudes chulescas, engreídas y presuntuosas buscando la reyerta de bar de polígono deberían evitarse como principio fundamental de las sesiones parlamentarias, desgraciadamente poco o nada respetado en épocas convulsas y de manifiesta crispación.